Todo comenzó inocentemente, las chicas se divertían, primero con almohadas suaves. Y luego el juego empezó a tomar un carácter adulto, es comprensible, la polla dura del hermano era el juguete más divertido, que se puede acariciar y meter en el coño, las hermanas no podían resistirse a tal cosa y se retorcían y acariciaban al principio con las manos, y luego con la boca, afortunado hermano.
No me lo puedo creer. He leído repetidamente en la prensa occidental que ese comportamiento de sus directivos se considera una ofensa grave, que raya en lo delictivo. Como si a un subordinado se le causara un sufrimiento moral insoportable, que luego le persigue durante muchos años.